REPARTO

Freud: Daniel María
El Desconocido: Borja María
Anna: Raquel Rubio
Nazi: Carles Rubio

Director: Germà Carles Maria Lloig

AUDIOBOOK (casero) de la OBRA "El Visitante"

lunes, 22 de septiembre de 2008

Argumento de "EL VISITANTE"

Viena, 1938 - Los nazis han invadido Austria y Sigmund Freud se resiste a salir del país. Una tarde, la Gestapo arresta a su hija Anna para ser interrogada y Freud queda solo y desesperado, cuando, de pronto, un extraño entra por la ventana. ¿Quién es este misterioso visitante? ¿Un loco? ¿Un mago? ¿Es todo un sueño? ¿La personificación del subconsciente de Freud? ¿O es realmente, como asegura, Dios en persona? Como el mismo Freud, cada uno de nosotros tendrá que decidir, en el curso de esta loca tarde de abril, quién es realmente "el visitante".

ERIC-EMMANUEL SCHMITT y EL VISITANTE: El autor nos presenta su obra

Escribí la obra como respuesta a una necesidad personal, y la consideré tan íntima, tan personal, que nunca se me ocurrió que podía ser apreciada por nadie más que por mis amigos más cercanos. ¿Cómo podemos creer en Dios hoy en día? ¿Cómo podemos creer en Dios en un mundo donde las bombas matan y la discriminación social es más actual que nunca? ¿Cómo podemos creer en Dios al final del siglo XX cuando tantas matanzas han sido tan metódicamente arregladas? En filosofía lo llamamos “teodicea” (poner en juicio a Dios). Esto lo hacemos todos los días: cuando estamos frente a un niño sufriendo, cuando una enfermedad nos quita a quien amamos, cuando nos confrontamos con el fanatismo de aquellos que matan en nombre de Dios.

Una noche al ver las noticias, me puse a llorar. No eran peores que las noticias del día anterior, era la misma procesión de crímenes e injusticias. Pero esa noche no estaba simplemente tratando de entender y escuchar las noticias, las estaba sintiendo. Me dije (preguntaba)“ ¿Cómo podría Dios ver las noticias de las ocho?”, pensaba “Si Dios estuviera deprimido, ¿qué es lo que Él podría hacer? ¿Cuál sería la solución? ¿A quién podría acudir?”. Y de inmediato, tuve una clara imagen en mi cabeza: Dios en el diván de Freud. Y de ahí, me vino otra: Freud en el diván de Dios.

¡Cuántas cosas Dios y Freud deben querer decirse uno al otro al no estar de acuerdo en nada! No es una conversación fácil, ya que ninguno de los dos cree en el otro. La idea empezó a crecer en mí y le interesó a miles de personas. Aprendí que todos se reconocen en las vueltas y cambios de “El visitante”.

¿Quién en el visitante? ¿Dios o un loco? ¿Uno de los sueños de Freud? ¿Es la obra la reflexión interna de un hombre? Todos tienen la libertad de escoger. Mi respuesta no es mejor que la otra. Pero la puedes encontrar si es que ves la obra atentamente. La obra abre el camino a la fe pero no va más allá. Si lo ves así, significa que tú crees. Tienes la libertad para hacerlo. Pero no puedes compartir esta experiencia. Si yo fuera más allá, “El visitante” dejaría de ser una obra filosófica, se volvería una obra de propaganda, que es una de las cosas que más odio. Perdería su propósito, que es ofrecer algo para pensar y a la vez para sentir.